Revoluciones de 1989 | ||
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Parte de Guerra Fría | ||
La caída del muro de Berlín en noviembre de 1989 es la imagen representativa de las revoluciones en los países de Europa Oriental en 1989. | ||
Contexto del acontecimiento | ||
Fecha | 24 de enero de 1988-septiembre de 1993 | |
Sitio |
Europa Central y Oriental
Principalmente: Albania Bulgaria Checoslovaquia Hungría Polonia Rumania Unión Soviética Yugoslavia | |
Impulsores | ||
Motivos |
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Influencias ideológicas de los impulsores | Anticomunismo | |
Gobierno previo | ||
Forma de gobierno | Estados socialistas | |
Gobierno resultante | ||
Forma de gobierno | Repúblicas parlamentarias | |
Las revoluciones de 1989, también conocidas como el Otoño de las Naciones, en general como la Caída del Comunismo y a veces como la Caída de las Naciones[1] fueron una ola revolucionaria que recorrió Europa Central y Oriental en el otoño de 1989,[2] ocasionando el derrocamiento de los Estados socialistas de estilo soviético dentro del espacio de unos meses.[3] Los nombres para esta serie de acontecimientos se remontan a las revoluciones de 1848, también conocidas como «La Primavera de las Naciones».[3]
La agitación política comenzó en Polonia,[4] y condujo a una oleada de revoluciones sobre todo pacíficas en Alemania Oriental, Checoslovaquia, Hungría, y Bulgaria. Rumania fue el único país del Bloque del Este que derrocó violentamente a su régimen comunista y ejecutó a su jefe de Estado.[5]
Las revoluciones de 1989 cambiaron enormemente el equilibrio del poder en el mundo y marcaron (junto con la subsecuente disolución de la Unión Soviética) el final de la Guerra Fría y el principio de la era de Posguerra Fría.[6][7] Como consecuencia de las revoluciones en los años siguientes se produjo la disolución de la URSS, las guerras yugoslavas (que fueron los detonantes de la disolución de Yugoslavia, la cual se dio de manera definitiva en el año 2003, cuando Yugoslavia cambió de nombre a Serbia y Montenegro[8]) y la disolución de Checoslovaquia.[9][10]