El rutilo (Rutilus rutilus) es un pez de agua dulce y agua salobre de la familia de los ciprínidos, nativo de la mayor parte de Europa y Asia occidental. Típicamente es un pez pequeño, alcanzando los 35 cm de longitud, raramente llega a 45 cm, y pesa hasta 1 kg, pocas veces llega a 1,8 kg. Es muy común y suele apreciarse su consumo como alimento.
El rutilo posee un exoesqueleto no queratinoso de varias capas y de unos 100 μm de grosor, está formado por células conectivas. Esta epidermis no tiene glándulas, pero sí hay células glandulares que segregan un moco que protege las escamas del pez. Las escamas protegen al rutilo como un exoesqueleto.
Tiene una cabeza con dos ojos, orificios nasales ciegos (sin salida en uno de los lados) que no se abren hacia la boca como los de otros peces. El rutilo también tiene una «línea lateral» a lo largo del costado, que va desde un extremo al otro de su cuerpo. Esta línea de escamas especiales está equipada con agujeros que conectan la parte externa del cuerpo con el sistema nervioso, permitiéndole detectar movimientos cercanos recogiendo las pequeñas variaciones de las longitudes de onda largas en el agua, causadas por movimientos de otras criaturas.
El rutilo tiene una forma hidrodinámica, siendo cuatro veces más largo que ancho. Se notan dos tipos de aletas:
Las primeras le dan al pez estabilidad en el agua. Las segundas se usan para orientación.