Saladino

Saladino
صلاح الدين
Sultán de Egipto y Siria

Ilustración de Saladino por Ismail al-Jazari (antes de 1185).
Reinado
1174 - 4 de marzo de 1193
Predecesor
Sucesor
  • Al-Aziz Utman (en Egipto)
  • Al-Afdal ibn Salah ad-Din (en Siria)
  • Información personal
    Nombre completo Al-Nāsir Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb
    يُوسُف بن نجم الدين أيُّوب
    Nacimiento c. 1137
    Tikrit (Irak)
    Fallecimiento 4 de marzo de 1193
    Damasco (Imperio selyúcida)
    Religión Islam
    Familia
    Dinastía Dinastía ayubí
    Padre Najm ad-Din Ayyub
    Madre Sitt al-Mulk Khatun
    Consorte Ismat ad-Din Khatun
    Heredero Al-Aziz Uthman
    Hijos
    Información profesional
    Ocupación Militar y Gobernador
    Conflictos

    Al-Nāsir Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb (en kurdo: Selahedînê Eyûbî; en árabe: صلاح الدين يوسف بن أيوب‎) (Tikrit, c. 1137-Damasco, 4 de marzo de 1193),[1]​ más conocido en Occidente como Saladino, Saladín, Salahadín o Saladine, fue uno de los grandes gobernantes del mundo islámico, siendo el primer sultán de Egipto y Siria, e incluyendo en sus dominios partes de los Estados cruzados, Mesopotamia, Yemen, Hiyaz y Libia.[2]​ Con él comenzó la dinastía ayubí, que gobernaría Egipto y Siria tras su muerte. Proveniente de una familia kurda, Saladino fue una figura importante en la Tercera cruzada, en la que lideró los esfuerzos militares musulmanes en contra de los Estados cruzados en el Levante. En estas guerras contra los cruzados cristianos, Saladino alcanzó una enorme victoria con la captura de Jerusalén (2 de octubre de 1187), poniendo fin de esta manera a casi nueve décadas de ocupación de los francos.[3]

    Defensor del islam y particularmente de la ortodoxia religiosa representada por el sunismo, unificó política y religiosamente el Oriente Próximo al combatir y liderar la lucha contra los cristianos cruzados y acabar con doctrinas alejadas del culto oficial musulmán que representaba el Califato abasí. Es particularmente conocido por haber vencido en la batalla de Hattin a los cruzados, tras lo cual volvió a ocupar Jerusalén para los musulmanes y se tomó Tierra Santa. El impacto de este acontecimiento en Occidente provocó la Tercera Cruzada, liderada por Ricardo I de Inglaterra, que se convirtió en mítica tanto para cristianos como para musulmanes.

    Junto con su tío Shirku, general de la dinastía zenguí, Saladino fue enviado al Egipto fatimí en 1164, por órdenes del gobernante zenguí Nur al-Din, con el propósito original de ayudar a restaurar a Shawar como visir del califa adolescente fatimí al-Adid. Sin embargo, cuando Shawar retornó al cargo de visir estalló una lucha por el poder entre este y Shirku. Saladino, entretanto, escaló posiciones dentro del gobierno fatimí gracias a sus victorias militares contra asaltos cruzados, además de su cercanía personal con al-Adid. Shawar fue asesinado y Shirku murió en 1169, tras lo cual al-Adid nombró a Saladino como su visir. Durante su tiempo en el cargo, Saladino, un sunita, empezó a socavar el establecimiento fatimí, y tras la muerte de al-Adid en 1171, procedió a abolir el Califato fatimí chiita ismailí centrado en El Cairo, y realineó a Egipto con el Califato abasí centrado en Bagdad.

    En los años siguientes, Saladino lideró incursiones contra los cruzados en Palestina, encargó la exitosa conquista de Yemen y evitó rebeliones pro fatimíes en Egipto. Poco después de la muerte de Nur al-Din en 1174, Saladino lanzó su conquista de Siria y entró pacíficamente en Damasco a petición de su gobernador. Para mediados de 1175, Saladino había conquistado Hama y Homs, provocando la animosidad de otros señores zenguís, que eran los gobernantes oficiales de los principados de Siria. Posteriormente derrotó a los zenguís en la batalla de los Cuernos de Hama en 1175, y fue luego proclamado «Sultán de Egipto y Siria» por el califa abasí al-Mustadí. Saladino lanzó nuevas conquistas en el norte de Siria y la Alta Mesopotamia, escapando de dos atentados contra su vida por parte de los Asesinos, antes de regresar a Egipto en 1177 para lidiar con los problemas locales allí. Para 1182, Saladino había completado la conquista de la Siria islámica después de capturar Alepo, si bien no logró apoderarse de la fortaleza zenguí en Mosul.

    Bajo el mando de Saladino, el ejército ayubí derrotó a los cruzados en la decisiva batalla de los Cuernos de Hattin en 1187, capturando Jerusalén y restableciendo el dominio militar musulmán en el Levante. Aunque el Reino de Jerusalén de los cruzados persistió hasta finales del siglo XIII, la derrota en 1187 marcó un punto de inflexión en el esfuerzo militar cristiano contra las potencias musulmanas en la región. Saladino murió en Damasco en 1193, después de haber donado gran parte de su riqueza personal a sus súbditos. Su fama trascendió lo temporal y se convirtió en un símbolo de caballerosidad medieval, incluso para sus enemigos. Está enterrado en un mausoleo adyacente a la Mezquita de los Omeyas. Además de su importancia para la cultura y religión musulmanas, Saladino es venerado de manera destacada en las culturas kurda, túrquica y árabe. Con frecuencia se le ha descrito como la figura kurda más famosa de la historia.

    1. Malcolm Lyons and D. E. P. Jackson, "Saladin: The Politics of the Holy War", pg. 2.
    2. The Columbia Encyclopedia, 6.ª edición. 2001-05 Columbia University Press. [1]
    3. «Saladin | Biography, Achievements, Crusades, & Facts | Britannica». www.britannica.com (en inglés). 13 de septiembre de 2024. Consultado el 21 de octubre de 2024.