Leyes Constitucionales de la República Mexicana | ||
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Portada original de la Constitución de 1836 | ||
Tipo de texto | Texto constitucional | |
Idioma | Castellano | |
Función | Reemplazar a la Constitución de 1824. Consolidar el régimen unitario y confesional del Estado debido al triunfo de la Rebelión de 1834. | |
Autor(es) | VI Congreso Constitucional | |
Promulgación | 29 de diciembre de 1836 | |
Signatario(s) | VI Congreso Constitucional | |
Reemplazado por | Bases de la Organización Política de la República Mexicana | |
Ubicación | Archivo General de la Nación en el Palacio de Lecumberri | |
Las Leyes Constitucionales de la República Mexicana de 1836[1] fueron una serie de instrumentos constitucionales que alteraron la estructura del sistema de gobierno del país, pasando de un Estado federal a un Estado unitario. Si bien fueron promovidas por Santa Anna, que con licencia en el cargo de presidente de México intrigaba desde su hacienda Manga de Clavo en Veracruz, las leyes fueron promulgadas por el presidente interino José Justo Corro el 30 de diciembre de 1836.[1] Estas medidas de corte unitario ocasionaron la declaración de independencia de Texas, la de Tamaulipas y la de Yucatán. A pesar de la tendencia conservadora, las leyes contemplaban la división de poderes.[2]
Con base en las Siete Leyes, se estableció un cuarto poder: el Supremo Poder Conservador, el cual fue integrado por cinco ciudadanos. Estos deberían haber desempeñado la presidencia, vicepresidencia, o bien haber sido senadores, diputados, secretarios de despacho o ministros de la Corte. Este cuarto poder tenía la facultad de regular las acciones otros poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), bajo el argumento de que sus integrantes tenían la capacidad de interpretar la voluntad de la nación.[3]