El término sociedad (del latín societas) se refiere a un concepto polisémico que designa a un tipo particular de agrupación de individuos que se produce tanto entre los humanos (sociedad humana o sociedades humanas, en plural) como entre algunos animales (sociedades animales). En ambos casos, las relaciones que se establecen entre los individuos involucran cierto grado de comunicación y cooperación, que en un nivel superior implica la transmisión de conocimientos y comportamientos por el aprendizaje.[1]
Una sociedad humana es un grupo de individuos involucrados en una interacción social persistente o un gran grupo social que comparte el mismo espacio o territorio, generalmente sujeto a la misma autoridad política y expectativas dominantes. Las sociedades se caracterizan por patrones de relaciones sociales entre individuos que comparten una cultura y instituciones distintivas. Una sociedad dada puede describirse como el total de dichas relaciones entre sus miembros constituyentes.
Las estructuras sociales humanas son complejas y altamente cooperativas, y presentan una división del trabajo a través de roles sociales. Las sociedades construyen roles y patrones de comportamiento al considerar ciertas acciones o conceptos como aceptables o inaceptables. Estas expectativas sobre el comportamiento se conocen como normas sociales. En la medida en que es colaborativa, una sociedad puede permitir a sus miembros beneficiarse de maneras que serían difíciles de lograr individualmente.
Las sociedades varían según el nivel de tecnología y el tipo de actividad económica. Las sociedades más grandes, con mayores excedentes, a menudo exhiben patrones de estratificación social. Las sociedades pueden tener muchas formas diferentes de gobierno, diversas maneras de entender el parentesco y diferentes roles de género. El comportamiento humano varía enormemente entre diferentes sociedades.