Trastorno obsesivo-compulsivo | ||
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Lavarse las manos frecuentemente caracteriza la obsesión por la higiene y miedo a la contaminación, este es uno de los síntomas más comunes de este trastorno. | ||
Especialidad |
psiquiatría psicología | |
Síntomas | Siente la necesidad de revisar las cosas repetidamente, realizar ciertas rutinas repetidamente, tener ciertos pensamientos repetidamente[1] | |
Complicaciones | Tics, trastorno de ansiedad, suicidio[2] | |
Factores de riesgo | Maltrato infantil, estrés | |
Diagnóstico | Basado en los síntomas que se presenten. | |
Diagnóstico diferencial | Trastorno de ansiedad, trastorno depresivo mayor, trastornos alimenticios, trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad | |
Tratamiento | Psicoterapia, inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, clomipramina | |
Frecuencia | 2.3 % | |
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno caracterizado por pensamientos intrusivos, recurrentes y persistentes que producen inquietud, aprensión, temor o preocupación, y conductas repetitivas denominadas compulsiones, dirigidas a reducir la ansiedad asociada, neutralizar los pensamientos o prevenir un evento temido. La quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría, publicada en 2013, ubica al TOC y enfermedades relacionadas con él en un capítulo independiente, rompiendo así con la tradición de incluirlo en el capítulo de los trastornos de ansiedad, como lo hacían las ediciones previas del DSM.
Los síntomas y la importancia que implica el TOC pueden presentarse a cualquier edad,[3] pudiendo producir una importante discapacidad. La OMS lo incluyó entre las 10 primeras enfermedades más discapacitantes y entre las 5 enfermedades mentales más discapacitantes,[4] con una prevalencia durante la vida del 2,3 %.[5] Diversos estudios científicos demuestran que los pacientes que sufren un TOC tienen una calidad de vida muy baja,[6] ya que esta condición puede ser mental y físicamente agotadora,[7] y en sí misma ser causa de incapacidad laboral temporal o permanente.[8] Las obsesiones comunes incluyen miedo a contaminarse, miedo de que la persona o los demás están en peligro, necesidad de mantener el orden y la exactitud y dudas excesivas. Las compulsiones más comunes que se realizan en respuesta ritualista a estas obsesiones incluyen lavarse las manos, contar, acumular y arreglar cosas, las compulsiones pueden ser físicas o mentales.[9]
Es característico que la persona que sufre un TOC sea reacia a revelar a los demás sus síntomas, por lo que resulta frecuente que acuda en busca de ayuda muchos años después de la aparición del problema, así como la presencia de cuadros de depresión concurrentes[10] (de hecho, alrededor del 34 % de las personas con TOC sufren de depresión en el momento de diagnosticarles la enfermedad, mientras que el 66 % la sufrirá a lo largo de su vida).[11]
En caso de detectarse alguno de los síntomas, es importante que la persona sea tratada por un profesional, ya que el TOC sin tratar puede ser uno de los trastornos más irritantes y frustrantes. Una persona con TOC se da cuenta de que tiene un problema y, normalmente, sus familiares y amigos también se dan cuenta. Los pacientes suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de ayudarles, pueden aparentar que los síntomas no existen, justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales (acción que se considera contraproducente). Otra característica común es que el paciente reconoce estas obsesiones y compulsiones como irracionales, falsos o infundados, sin embargo, son impotentes a tomar distancia de ellos o restarles poder, esto alimenta las acciones compulsivas.[12]
El descubrimiento de que algunos fármacos son eficaces en el tratamiento del TOC ha cambiado el punto de vista que se tenía de este problema neurológico. Hoy no solo existen terapias eficaces como la terapia cognitivo conductual con especialidad en EPR (Exposición y prevención de respuesta), sino que también hay una gran actividad investigadora sobre las causas que producen este problema neurológico y una búsqueda de nuevos tratamientos. El tratamiento farmacológico del TOC se basa en la utilización de antidepresivos ya sean los clásicos tricíclicos o los más modernos inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS).[cita requerida]
Para evaluarlo se utilizan tests como la escala de gravedad de los trastornos obsesivo-compulsivos.[13]
A pesar de la gravedad del problema y de la discapacidad que genera, solamente entre un 35 % a un 40 % de las personas con trastorno obsesivo-compulsivo busca tratamiento y solamente menos de un 10 % recibe un tratamiento basado en la evidencia.[14]