Trastornos alimenticios | ||
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Especialidad | Psiquiatría, psicología clínica. | |
Síntomas | Hábitos alimentarios anormales que afectan negativamente la salud física o mental.[1] | |
Complicaciones | Trastornos de ansiedad, depresión, abuso de sustancias,[2] arritmia, insuficiencia cardíaca y otros problemas cardíacos, reflujo ácido (enfermedad por reflujo gastroesofágico o ERGE), problemas gastrointestinales, presión arterial baja (hipotensión), insuficiencia orgánica y daño cerebral, osteoporosis y daño dental, deshidratación severa y estreñimiento, ciclos menstruales detenidos (amenorrea), infertilidad, accidente cerebrovascular[3] | |
Tipos | Trastorno por atracón, anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, pica, síndrome de rumiación, trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos, síndrome de alimentación nocturna[1] | |
Causas | Poco claro[4] | |
Factores de riesgo | Enfermedad gastrointestinales, antecedentes de abuso sexual, ser bailarín o gimnasta[5][6][7][8] | |
Tratamiento | Asesoramiento, dieta adecuada, cantidad normal de ejercicio, medicamentos[2] | |
Sinónimos | ||
Trastornos de la ingestión de alimentos Trastorno de alimentación Trastorno de la conducta alimentaria | ||
Los trastornos alimenticios o trastornos de la conducta alimentaria (TCA) engloban varias enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de las conductas alimentarias anormales que afectan negativamente la salud física o mental de una persona,[1] en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal, aunque hay ciertos trastornos alimentarios que hacen que una persona ingiera excesivamente los alimentos. Los tipos de trastornos alimentarios incluyen el trastorno por atracón, en el que el paciente come una gran cantidad de alimentos en un corto período de tiempo; anorexia nerviosa, donde la persona tiene un miedo intenso a ganar peso y restringe la comida o hace demasiado ejercicio para controlar este miedo; bulimia nerviosa, donde los individuos comen una gran cantidad (atracones) y luego intentan deshacerse de la comida (purgas); pica, donde el paciente ingiere artículos no alimentarios; síndrome de rumiación, cuando el paciente regurgita alimentos no digeridos o mínimamente digeridos; trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos en el que las personas tienen una ingesta de alimentos reducida o selectiva debido a algunas razones psicológicas; y un grupo de otros trastornos de la alimentación o de la alimentación especificado.[1] Los trastornos de ansiedad, la depresión y el abuso de sustancias son comunes entre las personas con trastornos alimentarios.[2] Estos trastornos no incluyen la obesidad.[1] Las personas suelen experimentar comorbilidad entre un trastorno alimentario y el TOC. Se estima que entre 20 y 60 % de los pacientes con un TCA tienen antecedentes de TOC.[9]
Las causas de los trastornos alimenticios no están claras, aunque tanto factores biológicos como ambientales parecen influir.[2][4] Se cree que la idealización cultural de la delgadez contribuye a algunos TCA.[4] Las personas que han sufrido abuso sexual también tienen más probabilidades de desarrollar trastornos alimenticios.[7] Algunos trastornos como la pica y el síndrome de rumiación ocurren con mayor frecuencia en personas con discapacidad intelectual.[1]
El tratamiento puede ser eficaz para muchos trastornos alimenticios.[2] Este tratamiento varía según el trastorno y puede incluir asesoramiento, régimen alimenticio, reducción del ejercicio excesivo y reducción de los esfuerzos para eliminar los alimentos.[2] Se pueden usar medicamentos para ayudar con algunos de los síntomas asociados.[2] Es posible que se necesite hospitalización en casos más graves.[2] Alrededor del 70 % de las personas con anorexia y el 50 % de las personas con bulimia se recuperan en cinco años.[10] Sólo el 10% de las personas con trastornos alimenticios reciben tratamiento y, de ellas, aproximadamente el 80% no recibe la atención adecuada. Muchos son enviados a casa semanas antes de la estadía recomendada y no reciben el tratamiento necesario.[11] La recuperación del trastorno por atracón es menos clara y se estima entre un 20% y un 60%.[10] Tanto la anorexia como la bulimia aumentan el riesgo de muerte.[10] Cuando las personas experimentan comorbilidad con un trastorno alimenticio y TOC, ciertos aspectos del tratamiento pueden verse afectados negativamente. El TOC puede dificultar la recuperación de la obsesión por el peso y la forma, la insatisfacción y control corporal.[12] Esto se debe en parte a que las cogniciones del TCA tienen un propósito similar a las obsesiones y compulsiones del TOC (por ejm., conductas de seguridad como alivio temporal de la ansiedad).[13] Las investigaciones muestran que el TOC no tiene un impacto en el IMC (Índice de masa corporal) de los pacientes durante el tratamiento.[12]
En los últimos 40 años, los TCA surgieron como enfermedades cada vez más frecuentes, sobre todo en los adolescentes. Los estudios sobre la frecuencia de estos trastornos muestran un aumento preocupante, principalmente en la población de mujeres jóvenes. Su prevalencia es más variada ampliamente, lo que refleja diferencias de género, edad y cultura, así como los métodos utilizados para el diagnóstico y la medición.[14][15][16] En el "mundo desarrollado", la anorexia afecta aproximadamente al 0,4 % y la bulimia afecta aproximadamente al 1,3 % de las mujeres jóvenes en un año determinado.[1] El trastorno por atracón afecta aproximadamente al 1,6 % de las mujeres y al 0,8 % de los hombres en un año determinado.[1] Según un análisis, el porcentaje de mujeres que tendrán anorexia en algún momento de sus vidas puede ser de hasta el 4 %, o hasta el 2 % en el caso de bulimia y trastornos por atracón.[10] Las tasas de trastornos alimenticios parecen ser más bajas en los países menos desarrollados.[17] Estos trastornos se presentan diez veces más en las mujeres que en hombres,[1] aunque en los últimos años se ha incrementado el número de varones que los padecen. Generalmente el inicio de los trastornos de la conducta alimentaria es de los 14 años hasta los 20.[2] Las tasas de otros trastornos alimenticios no están claras.[1]