Los vuelos de la muerte fueron un método de exterminio consistente en arrojar a personas al mar desde un avión, que utilizó la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983, con el fin de asesinar a los detenidos desaparecidos y eliminar las pruebas del delito.
Los ejecutores de los delitos denominaban «traslado» al método. El nombre servía para convencer a los detenidos desaparecidos de que serían trasladados a una cárcel. Antes de los vuelos aplicaban el fusilamiento. Las víctimas eran inyectadas con pentotal sódico aduciendo ser una vacuna y arrojadas vivas, semi desnudas y en estado de somnolencia desde aeronaves militares en vuelo sobre el mar o el Río de la Plata, con el fin de hacer desaparecer los cadáveres y las pruebas de los crímenes.[2][3][4]